Mientras el cuerpo aguante, Santana nos seguirá fortaleciendo con su música
• El guitarrista norteamericano de origen mexicano llegó al MURCIA ON con su gira ‘Oneness’, en la que resume sus inicios y su renacimiento musical de 1999
Aunque sentado, Santana continúa disfrutando con su trabajo
Los primeros 52 minutos fueron todo música, sin ninguna palabra. Se fusionó con ‘Jingo’ y ‘Evil Ways“ (en la que introdujo un trocito de ‘Do it again’ de Steely Dan), todas ellas de su primer álbum del 69. Continuó con una composición de Peter Green que cuando Santana la versionó para su segundo LP ‘Abraxas’, ya no existió otra que la sustituyera incluida la original de Green. Y la fusión continuó con todo el pack que así está dispuesto en ese segundo disco: ‘Gypsy Queen’ y ‘Oye cómo va’, de Tito Puente. Ahí, el público ya andaba bailando donde podía. En el ruedo -lleno totalmente-, en las gradas por pasillos o de pie desde el asiento de cada uno. El caso es que esa música de la memoria colectiva, se le mete a uno por todo el cuerpo y no te deja, ni quieres, estarte quieto. Es más, la deseas como el que necesita beber agua o tomar alimento; es, precisamente, ese alimento del alma que te impulsa para disfrutar al máximo. Era Santana en estado puro, con una banda de musicazos que, además, se comprenden a la perfección. Y así da un gusto tocar, divertirse y proyectar al público todas esas sensaciones que es la paga espiritual de quien ofrece lo mejor de él desde un escenario.
Como indico, sin mediar palabra, se dejó escuchar la guitarra española del comienzo de ‘María, María’, del álbum que le devolvió al primer plano musical en 1999 ‘Sobrenatural’, ‘Foo Foo’ coreando y acompañando el público “Todo el mundo con la mano arriba”. Y seguíamos sin oír hablar a Carlos Santana, porque de inmediato arrancaron las primeras notas del Hammond con ‘Everybody’s Everythings’ que abría la cara B de su tercer LP publicado en 1971, en el que Santana dejó el sólo a Tommy Anthony que estuvo genial. Fundido con el final de esa pieza, un dúo entre el bajista Benny Rietveld -que al igual que sus compañeros de grupo estuvo sobresaliente- y la esposa de Carlos y enorme baterista Cindy Blackman Santana, logrando acaparar toda la atención de esas casi ocho mil almas presentes olvidándonos, por un momento, de que era un concierto de Santana. Apoteosis final del público, en reconocimiento a estos dos genios en sus respectivos instrumentos.
Cindy Blackman, esposa de Santana
Estábamos ya en el minuto 52 de concierto, cuando Carlos Santana se
dirigió a los presentes dando las gracias y manifestando que deseaba
ofrecernos la gratitud que guardaba dentro de su corazón. “Gracias por
estar con nosotros. Juntos queremos completar una página de este libro,
de esta historia. Porque ahorita, la cosa está un poco delicada. Rusia,
China, Corea y el Middle East (Oriente Medio) quieren guerra nuclear. Es
cosa seria y nosotros, juntos, tenemos la capacidad de cambiar la
conciencia con alegría, con esperanza y con una vibración positiva”.
Tras los aplausos y para calmar un poco el ambiente y acompañar su breve
disertación sonaron las notas de ’Samba pa ti’ a la que unió con otra
de sus inmortales baladas de su álbum de 1976 ‘Amigos’, titulada ‘Europa
(Llanto de la Tierra, Sonrisa del Cielo)’, durante la que tuvo
intercambio de fraseos con Tommy Anthony que deleitó al respetable. Tras
los aplausos, los timbales de Karl Perazzo daban la entrada de
‘Incident At Neshabur’ (regreso al disco ‘Abraxas’), con una incursión
(ya indiqué que hubo varias, a lo largo del concierto) de ‘Chin chin
cheree’, de la banda sonora de la película Mary Poppins, finalizando con
otra referencia a una pieza Beatle: ‘El loco de la colina’. Un final
que se parece al original grabado en Abraxas, pero muy innovado con
derivaciones ricas en matices inequívocamente Santana, que retoman el
hilo conductor para que nadie se despiste.
No había descanso para nadie. Desde el órgano Hammond se escucharon las primeras notas de ‘Hope You're Feelign Better’ (Espero que te sientas mejor) a modo de deseo para el personal que no cesaba de bailar y disfrutar de la música, de Santana y sus músicos y de la noche que, en lo meteorológico, nos posibilitó un ratico de brisa fresca que nunca viene mal para estos calores murcianos. Era viernes, 1 de agosto, muchos de los presentes comenzaban sus vacaciones estivales; no había prisa alguna, la noche invitaba a disfrutar de lo que nos ofrecía Santana y su grupo desde el escenario, en la plaza de toros del coso de la Condomina. Así que, en esa exposición de la primera etapa del nacimiento como grupo a la del renacer como ave Fénix de 1999 con ‘Sobrenatural’, el guitarrista nos expuso su futuro con ‘Yale’ que abría, precisamente, ese disco del que se cumplen ahora 25 años de su publicación. A ella siguió ‘Put Yours Lights On’, tema más sosegado del mismo disco, para continuar con ‘Corazón Espinado’ en medio de la que insertó unos compases de ‘Guajira’, a modo de fusionar los comienzos con el presente. Finalmente, toda la plaza coreaba “Ah, ah, ah, corazón espinado. Cómo me duele el amor”, con la que brevemente, se despedía Carlos Santana.
Santana, totalmente concentrado en su música
En ese momento del concierto, de nuevo un vídeo que representaba la espiritualidad a la que se abrazó Santana hace años y en la que ha continuado. De hecho, la piedra frontal de sus sombreros es un signo que representa su nombre tomado en 1972 de Devadip, cuyo significado es “Lámpara o Luz de Dios” y aunque los tiempos en los que se abrazó a Sri Chinmoy ya forman parte de su historia personal, Carlos Santana ha mantenido esa espiritualidad. Cuando apareció de nuevo en el escenario, se dirigió al público indicando que “Hay que tener fe. Todo lo que pides de corazón, te lo da Dios. Hay que creer y lo que quiero es que todos ustedes tengan salud, capital (dinero), paz en su mente y alegría en su corazón. Es lo que yo quiero. Y si quieren fumar marihuana o tomar tequila, eso ya es cosa de ustedes”. Bueno, el público no saltó al escenario porque lo impedían la seguridad y las vallas que se interponían, pero lo hubieran hecho.
En esta segunda aparición, Carlos Santana nos iba a regalar un ratito más de su historia musical para que, como diría él, gozásemos un poquitico más. Primero fue con ‘Toussaint L’Overture’, con nuevo guiño a una pieza de George Harrison que se incluyó en el Doble Blanco de The Beatles: ‘While my guitar gently weeps’ (Mientras mi guitarra llora). Cuando la pieza llegó a su final, se inició un solo de batería de algo más de cuatro minutos, de Cindy Blackman Santana que provocó una enorme ovación del público. De inmediato, Carlos la presentó con su nombre y como su esposa. Tras ello, continuó con el resto del grupo Benny Rietveld, en el bajo. Karl Perazzo, percusión; Ray Greene, voz y trombón; Andy Vargas, voz y percusión; Tommy Anthony, guitarra rítmica y voz; David K. Mathews, Hammond y teclados; Paoli Mejías, percusión. Y creo, aunque no se ha podido confirmar, Michael Carabello, congas; otro superviviente de aquel Woodstock 69. Así lo presentó y, en consecuencia, no voy a dudar, aunque me pillara muy lejos para ver su cara. Para acabar las presentaciones, Karl Perazzo hizo los honores para Carlos Santana, que fue respondido con una enorme ovación. De inmediato, el final del concierto con ‘Smooth’, como broche a este 25 aniversario del disco ‘Sobrenatural’ y de la gira Oneness 2025 en su fase europea, saludando de nuevo al público y dejando sonar las últimas notas, sobre la proyección al fondo de su paloma blanca símbolo de la paz.
En resumen, oportunidad de oro para presenciar, disfrutar y comulgar con una parte de nuestra memoria colectiva propiciada por Carlos Santana y su grupo, que lejos de defraudar nos devolvió, a muchos de nosotros, una parte muy importante de juventud. Santana llegó, tocó como siempre lo ha hecho (parece que el tiempo no haya transcurrido por él. Por cierto, que mantiene una cara envidiable para tener 78 años recién cumplidos, ya que apenas tiene arrugas) y volvió a triunfar. Es parte de nuestras vivencias musicales más importantes de los últimos 56 años y continúa fortaleciéndonos el cuerpo y el alma. Ahí es nada. Disfruten del verano. Nuestra próxima cita será ya en septiembre, con el concierto que ofrecerá en el Murcia Parque Coque Maya, del que les contaremos todos los detalles y vivencias del personal. Hasta entonces, no pierdan el hilo.
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